
¿Mosca, super mosca, gallo?
Algo ocurre últimamente en varios de nuestros boxeadores que no están haciendo el peso adecuado para sus peleas. Seguramente hay una explicación menos complicada que la emitida por un entrenador que dijo algo así: -A consecuencia del calentamiento global y el debilitamiento de la capa de ozono, seres extraterrestres han aprovechado para colarse en nuestro planeta, instalándose inadvertidamente en los gimnasios, afectando a nivel celular el metabolismo de nuestros deportistas, principalmente boxeadores, hecho que se refleja en la incapacidad de bajar de peso-.
Señores, la respuesta a esta situación, lejos de la propuesta tipo Ovni, está en el cuerpo de los boxeadores, exactamente ¡en su cabeza! Muchos de ellos han olvidado uno de los aspectos principales del boxeo: la categorización. La categoría define los límites de peso en donde se realizará el combate, esto elimina la ventaja de ser más pesado que el oponente. Sin embargo, el boxeador profesional, insisto, profesional, sabe y entiende que aun en paridad de peso puede destacar otras ventajas que le servirán para lograr el triunfo. Durante la preparación el entrenador procurará eliminar o minimizar las deficiencias que su pupilo presente y maximizar las características favorables (sean innatas o adquiridas). Se recurre entonces a estrategias técnicas como el uso de los laterales, manejo de la distancia, recorte del ring, juego de cintura, buena defensa, manejo de combinaciones, riposta, y otras que combinadas con una excelente condición física le darán repertorio suficiente dentro de los límites de cada categoría.
Muchos boxeadores lamentablemente no conocen sus capacidades y creen que todo se resume en el poder de la pegada, esto los distrae de una preparación completa pues no todo se resuelve por KO. Incumplir con el peso es indicativo de varios aspectos, sea que el boxeador en sus períodos de descanso se aleja notablemente de su peso deportivo y le es difícil retomarlo, que su metabolismo natural le impide lograr la categoría, falta de concentración o preparación (física y dieta), falta de interés real o indisciplina.
Por morfología el boxeador panameño anda entre las 108 y las 130 libras. Es curioso que varios de ellos en sus inicios mantengan su peso deportivo sin mayor problema, sin embargo, cuando empiezan a destacar y alcanzan títulos regionales o mundiales, les sobreviene la inconsistencia de mantener el peso y surge la idea de moverse con tal de cosechar los triunfos “allá” en la categoría superior. Lamentablemente muchos boxeadores y entrenadores eluden su responsabilidad y se excusan de esta manera, perdiendo de vista que hay que trabajar duro sea donde sea. Aquí no hay marcianos ni calentamiento global que justifique nada; tanto en el boxeo aficionado o profesional, como en el judo, la lucha, la halterofilia y otros deportes, hay normas que los rigen, pero el denominador común que las unifica es la disciplina.
Por si surge alguna duda, yo no me opongo al movimiento entre categorías pues hemos visto a grandes boxeadores lograr campeonatos de distintos pesos en sus carreras, lo que me parece irresponsable es que la pelea se pierda en la balanza.
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