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Showing posts from 2011
Hospital Da Vinci, Dalí. Visité la exposición de Da Vinci y Dalí en el Hospital Santo Tomás... el Elefante blanco. El primer paso, entrar por un pasillo que me llevaría a la barriga del Elefante para encontrarme con la sospecha de lo que vería y con el nombre de dos monstruos que por separado dan hilo suficiente para hablar de ellos. Da Vinci, sus inventos, sus códigos, pinturas. Mil cosas. Que si la propuesta de un aparato volador, una metralleta de 360 grados, un tambor automático, un banco para dibujar perspectivas, cojinetes y balineras, medidores de la fuerza del viento, el traje de un buzo, y un montón de cosas más. Por otro lado, la mona lisa y sus misterios, qué pasó con las pestañas, la pedrada que le dio un loco, Napoleón la tenía en el baño, el experimento, la fotografía que le tomaron con miles de pixeles. Como dice mi amigo Alex, toda la parafernalia, todo el andamiaje, hasta los índices táctiles en grandes pantallas para mostrar el genio y creatividad de un hombre. L
Pienso que a través de la conversación uno puede alcanzar estados de aprendizaje de forma amena. Con el pasar del tiempo y después de desechar estigmas y refranes innecesarios, que generalmente me predisponían, pude darme cuenta del valor de la conversación más allá del manejo de la información. Divido en dos áreas la estructura conversacional: 1. lo que se habla (tema) y 2. cómo se habla (actitud). El tema a mi parecer es lo menos importante -como tal- porque siempre existirá y podrá derivarse hacia otros tópicos. De algo se tiene que hablar. Es como cuando vamos a coser y no encontramos el extremo del hilo en el carrete, ¿qué hacemos?, cortamos una parte para poder hacer un inicio y enhebramos la aguja. El cómo se habla está compuesto de muchos factores que pueden ser: sinceridad, respeto, sensatez, originalidad, amenidad, interés, participación, humildad, exploración, tolerancia, etc. Es en esta parte de la estructura en donde logramos aprender, compartir, enriquecer y
¿Ex Zona del Canal, un nuevo Tratado? Mi reflexión está basada en la conmemoración de los 34 años de la firma de los Tratados Torrijos Carter, la que he divorciado de cualquier intención politiquera y ojalá podamos, usted y yo, concluir más puntos de encuentro que divergencias en ésta lectura. La gestión que en su momento realizaron negociadores de Panamá y Estados Unidos los llevó a formular propuestas para que entre ambos solucionaran no solo el asunto puntual del Canal como obra, sino también un tema de enclave que históricamente representaba una espina en el corazón de la identidad panameña del que generaciones habían acusado recibo con sus luchas. Quiero dejar un poco de lado lo concerniente al Canal como elemento de operación comercial y técnico para enfocarme en lo que era la Zona del Canal. Esta franja de diez millas de ancho a cada lado del Canal representó algo más que ese espacio de tierra y trascendió como un fenómeno social trastocando las emociones y sentim
Hermano del alma ¡Los cuento y me sobran dedos en una mano! Eso escucho decir sobre los amigos… son escasos. Pero, ¿cuál es el requisito para ser amigo? ¿Fidelidad, presencia, frecuencia, compartir secretos, consejería, prestar plata, soportarse, afinidad? —No sé—. Parece que es muy bien visto repetir sentencias hermosas sobre lo que debe ser la amistad. Esas las podemos escuchar en los concursos de belleza o en las revistas matutinas de la televisión, pero entre lo que debe ser y lo que es hay un espacio que se llena solamente cuando “soy”. Desde mi punto de vista hay dos períodos que resaltan en la adquisición de amigos. Uno es en la niñez, cuando la emoción priva sobre la razón y el otro, cuando siendo adultos la razón confía en la emoción. He podido comprobar que en ambos casos surge un código secreto de conducta, tan secreto que no se enumera ni se expresa, sólo se usa. Y si por alguna razón, en algún momento, una o ambas partes sintieran que algo los a