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Hospital Da Vinci, Dalí.


Visité la exposición de Da Vinci y Dalí en el Hospital Santo Tomás... el Elefante blanco. El primer paso, entrar por un pasillo que me llevaría a la barriga del Elefante para encontrarme con la sospecha de lo que vería y con el nombre de dos monstruos que por separado dan hilo suficiente para hablar de ellos.

Da Vinci, sus inventos, sus códigos, pinturas. Mil cosas. Que si la propuesta de un aparato volador, una metralleta de 360 grados, un tambor automático, un banco para dibujar perspectivas, cojinetes y balineras, medidores de la fuerza del viento, el traje de un buzo, y un montón de cosas más. Por otro lado, la mona lisa y sus misterios, qué pasó con las pestañas, la pedrada que le dio un loco, Napoleón la tenía en el baño, el experimento, la fotografía que le tomaron con miles de pixeles. Como dice mi amigo Alex, toda la parafernalia, todo el andamiaje, hasta los índices táctiles en grandes pantallas para mostrar el genio y creatividad de un hombre.

Luego, al salir del recorrido "Da Viciano" se entra al surrealismo "Daliciano". Tremenda mi sorpresa cuando toda la ilusión se redujo a un saloncito con unos cuadros y unos pequeños afiches de Salvador. Eso fue todo. Al otro lado del pasillo, una propuesta de vestidos y calzoncillos de Moisés Sandoya con un aire de homenaje o reconocimiento a Dalí (me imagino, porque tenía unas fotos de la cara del excéntrico español).

Esto para mí fue desencantador, un calambre en la planta del pie mientras duermes. Si no tenían material suficiente pues no pongan nada y no lo metan en el baile. Unos pocos cuadros, peor, en marcos golpeados, astillados, un afiche y un par de fotocopias, así se ofende al artista y al visitante. ¿Eso es todo lo que pueden mostrar y decir de Dalí? -no puedo creerlo-.

Recurrir a unos trajes de Sandoya... ¿para completar la muestra? Unas botellas de agua vacía, unos carrizos y unos calzoncillos con mariposas pegadas ¿es surrealismo? Mil veces más surrealista es la propuesta que ví de un indigente que ha interconectado cuatro coches destartalados de bebé y los empuja cargados de hierros, como un moderno tranvía que carga a cuestas la esperanza de un adicto en la inocencia de coches que probablemente cargaron rabiblancos.

Qué viraje radical, pasar de una exposición amplia, detallada, participativa y explicativa a un cierre indigno para un revolucionario de la expresión como Dalí. Me obligo a pensar que esa acción drástica tiene algo que ver con el subconciente de los organizadores y que pretenden llevar al espectador a sensaciones extrañas, quizá hiperrealistas de una sociedad apurada.


Resultados de mi visita a la exposición:

- Pensé en la gente que antes iba a ver a sus parientes y amigos enfermos en ese mismo edificio.
- Pensé en las barandas que dan hacia la Avenida Balboa y que Da Vinci es un gran inventor.
- Pensé que Da Vinci tendría ayudantes para poder hacer tantas cosas.
- Pensé que muchas veces las obras opacan la personalidad del artista. Extraño.
- Que no eran necesarios los trajes de Sandoya para hablar de Dalí.
- Pensé que hay algunas ánimas en los pasillos de la exposición, en las escaleras, en los silencios de las cosas.



noviembre 2011

Comments

. said…
Jairo, me animaste con esta entrada… visitare la exposición.
En este orden están mis expectativas:

1 El 'Elefante Blanco'
2 Da Vinci y sus trabajos

El resto por ahora me da igual.
. said…
This comment has been removed by the author.
Anonymous said…
"Mil veces más surrealista es la propuesta que ví de un indigente que ha interconectado cuatro coches destartalados de bebé y los empuja cargados de hierros, como un moderno tranvía que carga a cuestas la esperanza de un adicto en la inocencia de coches que probablemente cargaron rabiblancos."

Me gustó la comparación.

Y, sí, siendo una exposición del autor de tantas obras, reducirlo a solamente unos cuantos cuadros y trajes de homenaje se me hace un poco absurdo.

Aún no he visitado la exposición, pero sí se me hace interesante.

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