



Desde mi mosaico
(Interludios. Exposición de Carlos Estévez – Galería Allegro).
El geometrismo, círculos, tangentes, cuerdas, forman parte de la intrincada propuesta que Carlos Estévez presenta en sus pinturas. Integración de una fase mecánica que revela una arquitectura interior, quizá como el complejo universo que logra establecer la vida y que integran en unicidad al hombre con todo lo que lo rodea. Cosas de la misma cosa. Planteamientos desde ángulos adyacentes que sustentan el equilibrio entre el mundo material y lo humano, fórmula que se impone necesaria sobre un fondo neutral.
Varias de las pinturas y dibujos de Estévez sugieren vértigo, como si el tic-tac de una de esas máquinas que él dibuja cobrara vida en nuestra mente y su sonido se mantuviera como único en el silencio de la galería, acaso el misterio de la vida resuelto.
Androides, arañas, instrumentos, piezas elementales en seres generalmente en estricto perfil o totalmente frontales, logran romper la rigidez con todo el aparejo de elementos y números que combinados logran dar movimiento a sus creaciones. Las diagonales rompen la estabilidad y completan el dinamismo entre ruedas y poleas que transmiten acción a los elementos que la integran.
Entre las cajas de sombras y algunos collages Estévez plantea una cosmobiología con íconos de distintos materiales. La secuencia y correspondencia entre la llave y la cerradura, entre el universo y lo humano, descifrado finalmente. Algo de lo mortuorio se asoma, de esa incomodidad que hay cuando nos hablan de cosas que sabemos pero que no queremos tratar.
Noviembre 2009.
(Créditos: imágenes de los trabajos de Carlos Estévez).
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