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Firmín
De Sam Savage

Firmín es hijo de una madre alcohólica. Por cabezón y feo se diferencia de sus hermanos que tempranamente hacen burla de él. Firmín es una rata que crece en una librería y vive un extraño encuentro entre su mundo y el mundo humano. El hambre lo lleva a roer las páginas y cubiertas de los libros donde creció y poco a poco logra una transformación interior: aprende a leer. Así empieza un viaje de ilusiones que va creando con la personalidad de los protagonistas leídos y nos lleva a todos a recorrer sus anhelos.

Firmín intenta escribir un libro de su vida pero no encuentra una frase suficientemente cautivadora que enganche al lector. Esta inicial frustración nos deja entrever un poco su perfil y el sentido general de la obra.

Savage otorga a Firmín análisis y sentimientos y a través de ellos logra describir al dueño de una librería y a un escritor fallido con los que vivió. A pesar de sus complejos, la rata analiza la realidad humana desde una perspectiva limitada, pero válida. El animal fue “humanizándose” por medio de la lectura sin perder su condición inicial y de ahí se obtiene una extraña mezcla, una rata que prácticamente desprecia a su especie y adopta un comportamiento humano, pero justamente por eso no logra cuadrar en ninguno de los mundos satisfactoriamente, viviendo un estado cíclico de decepciones.

El autor cuenta las peripecias, aventuras y desventuras, los amores frustrados, las ilusiones y contactos cercanos de Firmín. El amor es incluído en su vida, desde la relación especial con su madre, hasta los vínculos imaginarios de sus ilusiones.

Lo cierto y a pesar de toda la rata que pueda ser Firmín, nos da una proximidad especial con ese mundo latente, donde hay amor, más allá de las diferencias físicas y los prejuicios; se trata de una lección venida desde abajo, de donde no esperamos y menos miramos porque creemos estar muy por encima de…

Al final no importa mucho si tienes forma de rata o de humano, valdrá más cómo vives.



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