En el correo electrónico recibo frecuentemente mensajes masivos que hablan de la gracia hermosa, de la felicidad de dar todo a cambio de nada, de amor, de paz, alegría, que si eres mi verdadero amigo, que si te pienso en la soledad, que el mundo sin tí no sería nada..., que no me avergüenzo de compartir este hermoso texto, que pásalo, que dile al mundo entero..., que siempre estaré a tu lado, que saca tiempo para decir a todos que..., que , que.
Hace muchísimo tiempo sin darse cuenta se convirtieron (convertimos) en despachadores, movedores, pasadores de información, de la que se piensa que por hacerlo, es hacer exactamente el contenido del texto.
Las veces que recibo correos individuales, escritos especialmente para mí, en donde me preguntan cómo estoy, no corresponde a ninguno de esos contactos que envían la felicidad del mundo en un mensaje.
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