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Cantares del subdesarrollo (y ¿qué es subdesarrollo?)

El álbum musical “Cantares del subdesarrollo” me gustó. Me recordó mucho los años ochenta, los pregones, el estilo de ese tiempo, Calidonia, Vía España, la política y el color popular que tenía la Ciudad. Reconozco que no soy un conocedor profundo de la salsa ni de todos sus ingredientes, sin embargo el trabajo de Blades simplemente cumple en mí la posibilidad de transportación y disfrute. ¿Qué más necesito?

Algunas letras contienen una clara expresión religiosa santera y otras el simple sabor a conversación y jodedera de esquina. Así de fácil. Sin mucho maquillaje ni adorno son narraciones interesantes que dibujan a los personajes con facilidad y permiten meterlos en escenarios conocidos. Por ejemplo, el tartamudo que pretendía sexo fiao, lo imaginé en las cantinas del mercado, por allá en La Bocatoreña o La Mayor. O como el tipo que reta a pelear a otro que nunca llegó, este me hace ver lo contrario de la realidad actual en la que los pelaos andan matando gente sin ningún motivo cuerdo. En Segunda mitad del noveno, con una analogía deportiva, Rubén pone en base situaciones que golpean: miedo, hambre, rabia, rematando con la frase “aquí se decide el juego, pero no sabemos qué hacer / aquí se decide el juego y no podemos perder”.

Creo que el trabajo en conjunto recoge un sentir generalizado, con aderezo panameño, y cae de a pelo en estos tiempos en que muchos pretenden ser lo que no son.

Parece que los gobernantes de los países después de siglos de historia mantienen la idea de que la humanidad se sustenta en la economía en vez del amor.

Bueno, sin querer irme a otros temas, pero en el fondo necesarios, creo que el álbum da un repaso a los conceptos primarios: la esperanza, los sentimientos, y el amor (sin tener que mencionar la palabra).

Finalmente discrepo con el título del proyecto “Cantares del subdesarrollo” y aunque sé que tiene su explicación, prefiero irme con la idea de un amigo que me dijo en una ocasión: no hay pueblos esclavos, sino esclavizados.

Ah, se me olvidaba, esta opinión la escribí antes de que el disco se ganara el Grammy (¿un premio del desarrollo?).


noviembre 2010

Comments

Salsa y Control said…
Comparto contigo plenamente que es un regreso al Rubén Blades que conocimos en los 80´s aquel que con elocuencia y jocosidad retrato las realidades de nuestro país, que son las mismas de todos los pueblos.
Y si el subdesarrollo en nuestros pueblos se enmarca por la forma en que a mi juicio unos esclavizan a otros. Una esclavitud que no es de cadena o pesadas bolas de hierro atadas a nuestros pies. Son la esclavitud al consumismo, al dejar que otros piensen y decidan por nosotros y aquel que impone por capricho sus ideas. Solo es libre aquel que como dijo Mandela "Es dueño de su destino y capitán de su alma". Ahora bien el cambiar y salir del subdesarrollo es toda una tarea que aprobaremos cuando todos nosotros cambiemos nuestra actitud y nos liberemos de nuestras ataduras mentales...
Pues cada vez que nosotros no hacemos nada frente a la injusticia, le deshonestidad, el hambre, la miseria y la desintegración familiar nos volvemos en esas cadenas que no dejan que nuestra gente avance y logremos al final un Panamá mejor. No de edificios que tocan el cielo o con unos de los más altos PIB del área, un país donde todos nosotros disfrutemos del buen vivir.
Hermano, creo que el título es una mezcla de ironía con una pizca de marketing.

Por lo demás, genial Rubén.
A. Morales Cruz said…
.. Muy compacto y sedicioso tu escrito... aunque a mi me gusta el subdesarrollo porque te pone a pensar en un desarrollo hacia el futuro, con mucho más empuje que los "desarrollados"... que ya lo están...

Felicitaciones¡

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